26 de marzo de 2010

Huerta para las masas... la aventura - Capítulo 2

Polinización en acción!

Antes de comenzar este proyecto comencé a leer un libro bastante lejano a mi literatura habitual. Se trata de El Horticultor Autosuficiente: La Vida en el Campo, de John Seymour. Aunque poco práctico de leer -no hay caso, no me gusta leer en el computador-, me encontré con una completa y práctica guía sobre el trabajo agrícola independiente. Ciclos de la naturaleza, tipos de suelo, tamaño del huerto, compost, tipos de cultivos, abonos, recolección y almacenamiento, cultivos de invernadero. Pero eso no es todo, ya que como figura clave del movimiento de la autosuficiencia, Seymour entrega todas las claves para aprender a elaborar mermerladas, vino, sidra, hidromiel (no sé que es eso!), embotellar, congelar y muchas otras cosas interesantísimas.

Encontrarme con este inglés fue bastante premonitorio ya que, sin saberlo, dos semanas después comenzamos nuestra propia huerta!... como ya sabrán.

Mientras continuó leyendo mi nuevo libro favorito -¿o debería decir e-book?-, les puedo contar que en nuestra segunda semana de labores en la chacra la dinámica no ha cambiado mucho. Picar la tierra, sacar las malas hierbas y seguir excavando en busca de más. Es duro, pero estamos concientes de que esta etapa requiere mucha paciencia, ya que es fundamental limpiar muy bien el terreno para que las malezas no nos invadan con tanta fuerza. Aún así el trabajo con la picota y la pala es bien pesado, debo confesarles. Si el martes en vez de trabajar con las herramientas que nos facilitan, me senté y me puse a sacar tierra con la pala de jardinería! 

Mejor les cuento que comenzamos a encontrarnos con lombrices chicas, largas y gordas, un muy buen indicio de la fertilidad de la tierra. Pero también comenzaron a aparecer unos bichos de color café rojizo bastante sospechosos. Como nos explicaron, se trata de las indeseables tijeretas, insectos muy dañinos para las huertas, ya que se alimentan de plantas, frutas y flores. Nuestros invitados de piedra estaban justo alrededor del bello girasol que encontramos en nuestro pedazo de tierra.

Para evitar que se transformen en plaga, nos dijeron que podemos poner un trozo de saco enrrollado en una esquina de la huerta. Cuando se acumulen, las podemos sacar. Espero que funcione...

Junto con preocuparnos de no dañar las raíces del girasol, trasplantamos dos matas de tomate mexicano y una de rúcula que estaban escondidas en medio de las malezas, en una esquina libre de malas hierbas. O eso esperamos. 

Si seguimos trabajando al ritmo actual (dos veces por semana, 3 horas por jornada), creemos que la próxima semana ya vamos a poder pasar a la segunda etapa: poner el guano. 

Buen día!
Fotos: menúparalasmasas

El resultado de dos semanas de trabajo





2 comentarios:

claudia molina dijo...

Maca:
Te felicito de verdad por lo que estás haciendo, lo que están logrando para sus vidas. Toda aventura trae aprendizaje y eso es un buen tema para celebrar.
Me alegro muchísimo que estés experimentando con amor y trabajando la tierra, la misma que te da energía tú le entregas amor, eso es la mejor combinación. Se agradece.
Un abrazo,
Claus

Macarena Silva dijo...

Amigos! muchas gracias por toda la buena energía que nos han enviado.
Por nuestra parte, seguimos trabajando con mucho entusiasmo y felicidad.
Espero que nuestro proyecto los motive y se atrevan a conocer la tierra y todas sus bondades.
Un abrazo a todas y todos!
Maca